Pie de atleta

El pie de atleta es una enfermedad infecciosa y contagiosa de la piel.

Cuanto antes te pongas en contacto con nuestros Centros Podomédics y más exactamente sigas las recomendaciones del tratamiento, con mayor rapidez remitirán las molestias.

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Es una enfermedad infecciosa y contagiosa de la piel provocada por hongos. En la mayoría de los casos se inicia en los espacios interdigitales de los dedos de los pies, y puede extenderse a la planta y los laterales de los pies.

Los causantes de la enfermedad son unos hongos patógenos microscópicos (dermatofitos).

Los signos y síntomas del pie de atleta son una erupción roja escamosa que comienza generalmente entre los dedos de los pies y puede causar descamación que generalmente provoca picor, escozor y dolor, provocado por las grietas de la piel. Presenta mal olor.

  • Interdigital. Comienza normalmente entre el cuarto y el quinto dedo y de ahí se expande a la planta y al talón.
  • Mocasín. Comienza en la planta del pie y se extiende progresivamente por los bordes del pie hasta llegar al empeine.
  • Dishidrótica. Produce pequeñas ampollas que se agrupan en el arco plantar y en los bordes del pie.

El pie de atleta es muy contagioso y encuentra su hábitat perfecto en ambientes húmedos y cálidos. Los pies son particularmente sensibles a este tipo de hongos y suele afectar más a hombres que a mujeres de cualquier edad.

Puede propagarse mediante el contacto con una persona infectada o a partir del contacto con superficies contaminadas.

Pie de Atleta

Entre los factores de riesgo que afectan negativamente a la función de protección de la piel y pueden favorecer la propagación de gérmenes nocivos están enfermedades de base como:

  • Diabetes mellitus
  • Trastornos circulatorios
  • Neuropatía periférica
  • Deformidades de los pies
  • Operaciones o trasplantes de órganos
  • Sistema inmunológico deprimido
  • Sudoración excesiva de los pies

Los siguientes consejos pueden ayudar a evitar el pie de atleta o aliviar los síntomas si hay infección:

  • Mantener los pies secos, especialmente entre los dedos. Cambiar los calcetines diariamente.
  • Alternar los zapatos.
  • No compartir los calzado.
  • Utilizar zapatos traspirables.
  • Proteger los pies en lugares públicos. Usar sandalias o zapatos para el agua en piscinas públicas, duchas y vestuarios.
  • Cuidar los pies. Usar a diario polvos que ayuden a reducir la sudoración en los pies, a ser posible talco antifúngico.

Es importante aplicar el tratamiento al inicio de la infección con antifúngicos tópicos de amplio espectro. Las infecciones graves, en cambio, requerirán de un fármaco específico para tomar por vía oral que necesitará prescripción médica.

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